martes, 13 de noviembre de 2007

La ley del chafe


Hay un punto en la imaginación en que la página agarra al cerebro, saca sus uñas para saldar su deuda de ex-presión y se tira por la ventana sin importarle nomás, ya se sabe que quien con fuego juega...
Así es como Newton da fe bajo tierra de que esta ley es + ley, + propicia, + exacta y se tira de los pelos con lo que zas!; vemos crecer de su tumba un pasto hermosísimo, así son las leyes.
El viento también tiene sus caprichos y debilidades. Es bien sabido que cada cual se define por un buen final definido, pero a la hora de definir (ese instante tan inaprensible) al papel le crecen patas, orejas y hasta unos ojillos que si te miran...
Mírala que bella, en armonioso cataclismo garabateando el viento, desprendiéndose decorosa las palabras que creimos fijarla a fuerza de explicaciones y razones y dedos en la sien (no sea que se derrame la imaginación), y ahí la vemos hecha un embudo perfectísimo, absorbiendo pinceladas de luz (a Kandinsky Klee entero), azar arrancando palabras; la hoja que escribimos (¿escribimos?) escupiendo sus fórmulas, adelgazándolas para vestirlas de magia, deshilachar magia renaciendo en el mundo la palabra poesía; todo para que mas tarde haga su estelar aparición un niño y nos deje patas arriba, deje el mundo de patas y nos chafe el invento jugando...
Cosas hermosas así tiene la vida.

(De "Masturbando palabras en el cerebro cósmico", ed. Atlantis, 2007)

Foto: Mi sobrino Adam, sus ojos de inmensidad.

3 comentarios:

Molly Malone dijo...

Oh... yo no veo ninguna foto.

LucasParra dijo...

Míra bien, con otros ojos

Molly Malone dijo...

Es que antes no salía. No me debió cargar bien la página.

Con otros ojos...