
Hay un punto en la imaginación en que la página agarra al cerebro, saca sus uñas para saldar su deuda de ex-presión y se tira por la ventana sin importarle nomás, ya se sabe que quien con fuego juega...
Así es como Newton da fe bajo tierra de que esta ley es + ley, + propicia, + exacta y se tira de los pelos con lo que zas!; vemos crecer de su tumba un pasto hermosísimo, así son las leyes.
El viento también tiene sus caprichos y debilidades. Es bien sabido que cada cual se define por un buen final definido, pero a la hora de definir (ese instante tan inaprensible) al papel le crecen patas, orejas y hasta unos ojillos que si te miran...
Mírala que bella, en armonioso cataclismo garabateando el viento, desprendiéndose decorosa las palabras que creimos fijarla a fuerza de explicaciones y razones y dedos en la sien (no sea que se derrame la imaginación), y ahí la vemos hecha un embudo perfectísimo, absorbiendo pinceladas de luz (a Kandinsky Klee entero), azar arrancando palabras; la hoja que escribimos (¿escribimos?) escupiendo sus fórmulas, adelgazándolas para vestirlas de magia, deshilachar magia renaciendo en el mundo la palabra poesía; todo para que mas tarde haga su estelar aparición un niño y nos deje patas arriba, deje el mundo de patas y nos chafe el invento jugando...
Cosas hermosas así tiene la vida.
(De "Masturbando palabras en el cerebro cósmico", ed. Atlantis, 2007)
Foto: Mi sobrino Adam, sus ojos de inmensidad.
Así es como Newton da fe bajo tierra de que esta ley es + ley, + propicia, + exacta y se tira de los pelos con lo que zas!; vemos crecer de su tumba un pasto hermosísimo, así son las leyes.
El viento también tiene sus caprichos y debilidades. Es bien sabido que cada cual se define por un buen final definido, pero a la hora de definir (ese instante tan inaprensible) al papel le crecen patas, orejas y hasta unos ojillos que si te miran...
Mírala que bella, en armonioso cataclismo garabateando el viento, desprendiéndose decorosa las palabras que creimos fijarla a fuerza de explicaciones y razones y dedos en la sien (no sea que se derrame la imaginación), y ahí la vemos hecha un embudo perfectísimo, absorbiendo pinceladas de luz (a Kandinsky Klee entero), azar arrancando palabras; la hoja que escribimos (¿escribimos?) escupiendo sus fórmulas, adelgazándolas para vestirlas de magia, deshilachar magia renaciendo en el mundo la palabra poesía; todo para que mas tarde haga su estelar aparición un niño y nos deje patas arriba, deje el mundo de patas y nos chafe el invento jugando...
Cosas hermosas así tiene la vida.
(De "Masturbando palabras en el cerebro cósmico", ed. Atlantis, 2007)
Foto: Mi sobrino Adam, sus ojos de inmensidad.
3 comentarios:
Oh... yo no veo ninguna foto.
Míra bien, con otros ojos
Es que antes no salía. No me debió cargar bien la página.
Con otros ojos...
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