jueves, 18 de octubre de 2007

Heart of gold


El verdadero corazón de oro del filme de Jonathan Demme se encuentra en los extras que acompañan la edición en DVD: entrevistas, diario de los ensayos e incluso una canción extra, “He Was The King”. Tan verdadero como el propio corazón musical de Neil Young cuando en el 2005 le fue diagnosticada una grave enfermedad. No se escondió ni se hundió ante una probable visita de la muerte: reunió a su banda y organizó un concierto en el Ryman Auditorium de Nashville para interpretar las canciones del que iba a ser su nuevo álbum, “Prairie Wind”, confiando la grabación del directo a Demme. Y éste hizo lo que ya había realizado en “Stop Making Sense” (1984): filmar un concierto centrándose en el escenario, sin efectismos, buscando en numerosos primeros planos y medios un respeto sagrado por el artista. Ni siquiera le hace falta fijarse en la segura emoción del público ante un repertorio de un disco menor, que gana en directo y de qué manera, al que se suman piezas de su colección country-folk: “I am a child”, “Old man”, “Harvest Moon”, “Needle And The Damage Done”, “Heart Of Gold”, "Old King" o “Comes A Time”. Las emociones están reflejadas en ese recorrido biográfico con confidencias y recuerdos entre canción y canción, en esa agradable compañía de Emmylou Harris y su mujer, Pegi Young, entre otros y en los gestos que examina detenidamente Demme. Al final no fue una despedida. El corazón de oro del canadiense sigue latiendo con fuerza y en pie de guerra y Demme, que ya había contado con Young en la banda sonora de “Philadelphia”, demuestra que desde la sencillez y el respeto el arte puede alcanzar las más notables emociones.

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